The Protester

La imagen de la portada contiene cierta ambigüedad, es un joven o una joven con cierto aire “oriental”. Atrás, otros rostros, carteles, un mapa. Este, inequívoco: el norte de África. En los interiores, Time destaca las protestas que han tenido lugar en varias partes del mundo (los países árabes, Europa, Estados Unidos, Chile) durante este año. No deja de sorprender que la revista escoja al “Manifestante”, al “Indignado”, personaje colectivo, para destacarlo en el 2011.

Una joven española declara: “Nos dicen que estamos contra el sistema, pero es el sistema el que está contra los seres humanos”. ¿Qué alcance tiene esta declaración, que bien puede sintetizar la protesta de esos jóvenes inconformistas que saltan a las plazas en diversos puntos del planeta?

Pareciera que, en efecto, el “sistema”, lo que Wallerstein y otros llaman “sistema mundo capitalista”, ha llegado a un momento de profundas crisis de dimensión planetaria. Crisis económicas, política, ecológica. Crisis de la humanidad. Casi la mitad de la población mundial vive en la pobreza.

En el colapso del Estado de bienestar, en España y EE.UU. hay familias que son echadas a la calle, que se quedan sin casa y asfixiadas por las deudas hipotecarias. Trabajadores sin trabajo. Jóvenes sin futuro.

África se convierte en un basurero donde tiran los desechos industriales. Ahora quieren encerrar allá el dióxido de carbono.

La democracia, por la que luchan denodadamente en los países árabes sometidos a tiranías, se hunde mientras tanto en Europa. Encubiertos muchas veces detrás de procesos electorales, como en Rusia, se imponen regímenes autoritarios.

China, que parece encaminarse a la hegemonía mundial bajo un régimen autoritario, parece prosperar al punto de “inyectar” 300 000 millones de dólares para salvar a Europa. China se lanza sobre el mundo, sin necesidad de aparato militar, su ejército imperial está conformado por empresas. Penetra en América Latina. Adentro de sus fronteras, se encarcela disidentes, se silencia opositores.

¡Qué vanas suenan hoy las profecías que hace un par de décadas hacía Fukuyama sobre el fin de la historia! Tan vanas como toda profecía sustentada en el optimismo moderno (liberal o socialista). Estamos lejos los hombres, que hacemos la historia, de saber cómo la hacemos. Hegel decía que una época se conoce solo hacia su final. ¿Vivimos en el ocaso del mundo moderno, del “sistema mundo capitalista”? ¿Quizás de Occidente, justo cuando este ha terminado por dominar al planeta? ¿Qué arriba? ¿Qué muere y qué está naciendo?

Sin embargo, las ideas de democracia, de igualdad, de libertad, de dignidad, el sueño de una (im)posible comunidad, nos convocan dondequiera. El “manifestante” es el ser humano genérico.


Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/the-protester.html