Naranjo y Roig

El azar los ha juntado para que crucen el umbral al mismo tiempo, Plutarco Naranjo a los 91 años y Arturo Andrés Roig cerca de cumplir los 90. Largas vidas marcadas por el afán de conocimiento. Pertenecieron a la que quizá sea la última generación de sabios eruditos, herederos del humanismo y la ilustración. El ambateño, montalvino; el mendocino, estudioso crítico del pensamiento de Montalvo…

Naranjo fue médico notable, alergólogo, dedicado a la clínica, a la salud pública. En su actividad científica en los campos de la medicina y la biología, contó a menudo con la colaboración de su esposa, la Dra. Enriqueta Banda. Se interesó por las prácticas médicas tradicionales y la historia de la medicina en el Ecuador. Incursionó en el periodismo; escribió artículos hasta la víspera de su muerte. Al médico y científico ambateño le debemos varios trabajos que se enmarcan en un área muy importante y aún poco explorada de la historia del Ecuador, la historia de la ciencia en el país. Pero su interés se abrió hacia otros campos. Con énfasis especial abordó el estudio del pensamiento de su admirado coterráneo Juan Montalvo.

Arturo Andrés Roig llegó a Ecuador a mediados de los 70 del siglo pasado, junto a otros exiliados por las dictaduras del Cono Sur. Gracias a la PUCE y a su rector Hernán Malo González, encontró el espacio que le permitió realizar una importantísima labor en el campo de la filosofía y de la historia de las ideas en América latina y en el Ecuador. En la PUCE coincidieron varios profesores que renovaron el interés por el estudio de la filosofía, entre ellos Rodolfo Agoglia, Enzo Mella, Ricardo Gómez y Julio Terán Dutari.

En esa Universidad, Roig impulsó la creación del Centro de Estudios Latinoamericanos. Rescató la revista Historia de las Ideas de la Casa de la Cultura, y con Malo creó la Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano. También fue profesor en Sociología de la Universidad Central, y más tarde en la Andina Simón Bolívar.

Apenas llegó a Quito, Roig inició sus estudios del pensamiento político y social del Ecuador. Aquí publicó sus libros ‘Esquemas para una historia de la filosofía ecuatoriana’, ‘El pensamiento social de Juan Montalvo’, ‘El humanismo ecuatoriano en la segunda mitad del siglo XVIII’, ‘Bolivarismo y filosofía latinoamericana’, ‘La utopía en el Ecuador’, ‘Pensamiento de Hernán Malo González’. En Ecuador escribió la que quizá sea su obra fundamental, ‘Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano’. Quienes fuimos sus estudiantes en esa época, asistimos al surgimiento de este libro sorprendidos por su erudición y por su rigor metodológico.

Ahora que se han ido, podemos recordarlos al modo borgeano: cruzan el umbral, conversan, su tema es Montalvo. Y como hombres sabios que eran, amigablemente discrepan.


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