La piel del miedo

“¿Fue el miedo lo que me indujo a entender el sentido de la vida?”, se pregunta el narrador al inicio de ‘La piel del miedo’, la nueva novela de Javier Vásconez. ¿Cuánto deben el conocimiento del mundo y la autoconciencia de los seres humanos al miedo? Explorar esta pasión desde el punto de vista del crecimiento de un niño desolado es la apuesta del novelista. El protagonista de la novela, Jorge Villamar, rememora los incidentes de la infancia y la adolescencia, marcados por el miedo, la enfermedad, el abandono paterno, el descubrimiento del amor y la sexualidad. Por su parte, Vásconez rememora la vida de esa “ciudad pequeña, provinciana, oculta como un hongo entre la cordillera”, que es el ámbito de su obra narrativa construido por la memoria de lo que fue Quito a mediados del siglo pasado.

Vásconez ha dicho que esos años, las décadas de los 50 y 60, poseían una intensidad estética extraordinaria. Becket, Camus, el rock, Marlon Brando, James Dean, podrían ilustrar esa estética. Fueron años de formación de nuestra generación. Quizás el que Vásconez haya vivido durante esos años entre Quito, Londres, París y España sea lo que ha contribuido a crear su peculiar fervor por la ciudad al pie del volcán, desde cuyas hendiduras brama el viento en las noches de insomnio. Su obra es, sin duda, un largo poema de amor y odio hacia esta ciudad, nunca nombrada, pero inconfundible.

Una ciudad no es solo un lugar donde se suceden las vidas, sino el tejido de encuentros y desencuentros de esas vidas. El espacio y el tiempo se configuran en historia, la cual toca a cada individuo de modo singular. La ficción no se reduce a la anécdota, tampoco al peculiar anecdotario periodístico en que deriva la historiografía. Algunas de estas anécdotas: en el tercer velasquismo se persiguió a periodistas; pesquisas conocidos como “los pichirilos” atentaron contra la vida de Juan sin Cielo; una vieja forma de tortura ha sido obligar al torturado a comer excrementos.

En la novela, el periodista Rogelio Villamar, traicionado por su ex amigo el presidente Cornelio Enríquez, es torturado a consecuencia de sus artículos de crítica política. La ira que provoca la persecución política que padece Villamar deriva en violencia doméstica, abandono de la casa, desastre de la familia. El protagonista deberá crecer afrontando las crisis de epilepsia (es magistral el tratamiento del motivo de la enfermedad en la novela), la ausencia paterna, el desmoronamiento de la madre.

‘La piel del miedo es una novela’ de fantasmas, aunque no en el sentido de novela gótica, sino en uno más profundo: el ámbito fantasmático que debe crear el ser humano para llenar los vacíos y sobrellevar la angustia, para zurcir las fracturas que provocan la desolación y el miedo. 


Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/piel-del-miedo.html