Iván Carvajal es uno de los mayores poetas del Ecuador y en el 2013 recibió el Premio a las Libertades Juan Montalvo, de la Asociación de Editores de Periódicos.
La referencia de John Oliver sobre el Presidente generó una disputa y hasta se llegó a cuestionar la existencia de comediantes ingleses. ¿Cómo interpretar esa reacción?
Dependerá de quién lo dice. Si cambia el emisor y se pone esa misma frase en un inglés, es humor inglés precisamente porque dirá en tono sosegado una cuestión que aparentemente es muy simple, pero tiene un sentido profundo.
Pero el Presidente reivindicó su posición incluso al decir que ‘comediante inglés’ es un oxímoron…
Si le pones en el contexto del Presidente es un disparate, pero en una película inglesa es un chiste porque los ingleses juegan con la ironía.
Muchos de sus partidarios dicen que era una ironía…
Si lo hubiera hecho con esa intención, tendríamos un Presidente con gran sentido del humor. Lo grave es que no podemos creer que sea irónico, porque es una persona que se caracteriza por el sarcasmo y no por la ironía. El humor inglés te lleva a la sonrisa, no a la carcajada, pero te deja con un golpe en el espíritu.
¿Cuál es la diferencia entre uno y otro y el humor que se ejerce desde el poder y el que le contrarresta?
Ahora nos preocupa una serie de incidentes que acontecen en el plano de las relaciones políticas y en ciertas formas autoritarias de ejercicio del poder, que se ven confrontadas con expresiones de humor. Eso tiene un sustrato en la sensibilidad de los seres humanos que se expresa en lo cotidiano porque una de las condiciones del ser humano es esta capacidad de reírse de sí mismo y del poder. Esto tiene una gama muy amplia. El sarcasmo se basa en los defectos físicos o psicológicos de modo hiriente y destructivo. Lo usan algunos políticos para agredir a sus adversarios.
¿El sarcasmo es también una necesidad humorística?
Pero hay que distinguir entre sarcasmo y sátira, y –más aún– entre sarcasmo e ironía. El sarcasmo es una forma burda o violenta. La sátira o la ironía tienen que ver con el juego de las relaciones sociales, los hábitos o el ejercicio del poder.
Pero en esta coyuntura, sería un humor invalidado y hasta censurable…
Ese es el problema. Empiezan a aparecer regímenes que comienzan a perseguir la risa.
Además se hegemoniza lo políticamente correcto…
Siempre se ha pretendido condenar lo cómico porque molesta a quien tiene poder. Lo políticamente correcto, en lugar de llevar a la conciencia de distinguir entre el juego humorístico y el sarcasmo destructivo, establece un patrón común tonto porque pudiera borrar el patrón que acercaría a los seres humanos.
¿Qué demuestra la hipersensibilidad ante el humor?
Si (el Presidente) pone un payaso en la sabatina, que es para reírse, y luego lanza una ofensiva porque se le ríe un muchacho en las redes sociales, hay una incoherencia de la que se aprovecha Oliver y le da un consejo: “¡Ubícate!”
Y el viernes se sancionó a Bonil por su caricatura…
La resolución de la caricatura de Agustín Delgado no es eficiente en cuanto a humor. Pero no hay agresión. Si hubiera sensatez, Delgado debería darle un abrazo a Bonil -sin cambiar de posición- y más bien reclamar a la gente de su partido porque le pusieron en una situación ridícula. Verlo sin poder leer un discurso fue doloroso, porque fue una figura interesante del deporte en una situación semejante. No cuestiono su derecho a ser asambleísta, pero lo tiene que hacer con cabeza propia, no leyendo discursos incomprensibles que pusieron en sus manos.
¿La sensatez es el mejor vehículo ante el humor?
El humor nos devuelve a lo sensato. Al perseguir el humor crean un sistema de insensatez en el que se puede hacer cualquier cosa en nombre del poder. Justamente ahí es cuando reacciona con más fuerza el humor y eso se vio en las redes sociales. Ante una mayor insensatez, más chistes, más humor. Si hubiera sensatez, Correa debió reírse de Oliver. Pero al decir que debe creer que la capital de Ecuador es Kuala Lumpur, lo que hace es demostrar su carencia absoluta de sentido de las proporciones.
¿Por qué el poder es objeto del humor?
El poder es un sistema de relaciones en el que una fuerza se impone a otra. Hay colectivos que son más débiles que esa fuerza que se concentra en el Estado, o en instituciones religiosas. Frente a eso hay que modificar siempre las relaciones de poder, evitarlas y si ya tengo que someterme a ellas tengo que crear mecanismo para defenderme frente al despotismo. Ahí surge el humor como mecanismo que intenta corroer las relaciones de poder, las costumbres y las creencias. El ser humano tiene la capacidad de modificar y uno de los instrumentos de esa modificación en circunstancias de debilidad es el humor. Cuando un gobernante autoritario pierde la sensatez por el humor, habrá más humor porque es el arma de los débiles y eso lo puede quebrar. Es increíble y maravilloso que la discusión política de la semana gire en torno a la comedia. Eso solo pasa en Ecuador.
El humor como una cuestión de Estado y soberanía…
Acá nos creemos que somos una superpotencia. ¿Cómo nos vamos a reír del Presidente de una superpotencia? Pongamos los pies en la tierra. Acá hubo un Secretario de Estado que hizo un trabajo académico sobre la felicidad, para demostrar que los ecuatorianos somos felices. Esta semana ha revelado que la tesis de este académico es válida, porque si hacemos una encuesta nos hemos reído muchísimo estos últimos días.
Hoja de vida
Iván Carvajal es uno de los mayores poetas del Ecuador. Fue profesor de Letras y Filosofía en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. En el 2013 recibió el Premio a las Libertades Juan Montalvo, de la Asociación de Editores de Periódicos.
Punto de vista
Lo políticamente correcto, en lugar de llevarnos a la conciencia de distinguir entre el juego humorístico y el sarcasmo, aleja aún más a los seres humanos, cuando puede originar acercamientos.
[Entrevista publicada originalmente en el Diario El Comercio: https://www.elcomercio.com/actualidad/ivan-carvajal-humor-arma-debiles.html]