EPN, AMLO, RC, ETC.

En las próximas elecciones estaré obligado a votar por última vez en mi vida (espero). Lo que debería ser una libre opción, se convirtió en yugo. Quien no vota, pierde derechos. El papelucho denominado ‘certificado de votación’ se impuso como condición de trámites de todo tipo (matrimonios, divorcios, compraventa de bienes, etc.).

Desde sus inicios, la izquierda radical desconfió de las elecciones. Acá, ciertos izquierdistas impulsaron el voto obligatorio, y hoy, con vocación de comisarios, vigilan para que se cumpla. Vigilan para que no se haga campaña por el voto nulo. Para que se crea que hay una democracia que se sustenta en elecciones, supuestamente libres y equitativas.

¿Se tiene convicción de que la democracia se sustenta en elecciones? ¿Qué son libres y equitativas? ¿Escogemos a los mejores?

Para comenzar: ¿quiénes pueden ser candidatos? Se requieren recursos, aparatos. Pertenencia a la ‘clase política’. Gadamer preguntaba hace medio siglo si se podía hablar de democracia cuando para ser candidato se necesitaba ser ‘fotogénico’. En México acaba de ganar las elecciones un señor del que se dice que es ‘telegénico’. Es decir, una hechura de expertos en marketing, asesores de imágenes, empresas electorales.

¿Los electores prestan atención a la racionalidad de las propuestas? ¿Acaso se debaten ideas? Los candidatos populistas, que son los que suelen triunfar, utilizan una retórica que recurre a las peores pasiones: revanchismo, chauvinismo, racismo, machismo. Constatamos que los políticos nunca dicen la verdad.

El candidato de la izquierda, López Obrador (AMLO), cuestiona los resultados por la inequidad de recursos publicitarios. El triunfador Peña Nieto (EPN) contó con la ‘vista gorda’ de los organismos electorales y el abierto favoritismo de Televisa y Teleazteca. Tuvo el control de los principales medios. (¿Quién controla la mayoría de canales de TV en Ecuador? ¿Quién dispone de los recursos estatales para su propaganda electoral? ¿Quién se hace de la vista gorda?).

AMLO cuestiona la compra de votos. Una cadena de supermercados habría otorgado bonos a los votantes del PRI. ¿No es semejante a lo que hacen los regímenes populistas con otros bonos que supuestamente sirven para superar la pobreza?

Peña Nieto basó su campaña en su eficiencia como gobernador del Estado de México (algo más que un Prefecto de Pichincha o Guayas): carreteras, transporte público, hospitales, centros médicos… con las consiguientes pancartas de publicidad del PRI (en otros lares, “la RC avanza”).

AMLO tiene razón, aunque en el fondo participe de lo mismo. ¿Puede haber procesos electorales diferentes en América Latina? PRI y peronismo parecen ser hoy los ‘modelos de la democracia’.


Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/epn-amlo-rc.html