El veto anunciado

Más allá de la retórica nacionalista, la “revolución ciudadana” llevará a cumplimiento el proceso de norteamericanización de las universidades ecuatorianas, iniciado de manera tibia en los últimos años. Este proceso se inscribe en la “globalización” del capitalismo, todavía bajo la hegemonía de los Estados Unidos. B. Echeverría dedicó uno de sus últimos y lúcidos ensayos a la modernidad “americanizada”.

La hegemonía no se reduce al dominio económico o a las imposiciones político-militares; tiene que ver con la cultura (la espectacularidad hollywoodense como paradigma), con la concentración y orientación del saber científico-tecnológico en función del mito del progreso infinito. El modelo de institución científica que se impone en el mundo es el norteamericano

Incluso en su cuna, la vieja Europa, la norteamericanización de las universidades se realiza a través del Proceso de Bolonia. Se asiste a los últimos días de la universidad “alemana” o “francesa”. Las funciones y la estructura de las universidades en Europa, al igual que en Brasil, China o Japón, se adaptan para asemejarse a las de Estados Unidos. Estas han sido, desde luego, exitosas, eficientes, eficaces: han prosperado a la vera del complejo militar-industrial que ha dominado por décadas.

La “globalización” se vincula obviamente con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; con las redes. Se estandariza la manera de participar en la producción, distribución y uso de los conocimientos. También en este campo se produce una “división internacional”: lo que queda para aquello que se denominó Tercer Mundo, incluidos los países “emergentes”, no llega al 5 % de la producción mundial de tecno-ciencia. La participación del Ecuador es irrelevante.

El presidente Correa no oculta su admiración por la academia norteamericana. Más allá de la verborrea sobre derechos de todas y todos, equidad y derechos de la naturaleza, el objetivo es modernizar la educación superior bajo el paradigma norteamericano.

Esta modernización persigue fortalecer la tecnocracia y el productivismo implícitos en los modelos de crecimiento económico que comparten los partidarios del mercado monopólico y del estatismo.

La norteamericanización ha calado hondo también en las universidades.

No se discute la orientación que debería tener una reforma universitaria en nuestra época, y esto es grave.

¿En qué radica entonces la pugna de Correa con las universidades? En el autoritarismo: no puede aceptar ninguna coparticipación de ningún sector en la toma de decisiones, aun si existe un acuerdo sobre los objetivos que se persiguen.

Ese es el trasfondo de su anunciado veto. ¿O acaso este se limitará al rechazo ético de la compra de votos a través de la creación de universidades ad-hoc propiciada por sus compañeros de AP en la Asamblea?


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