Ciencia y colección

Con la Misión Geodésica Francesa, que llega a Quito en 1735, se inician las misiones científicas de la que forman parte los “naturalistas”. Hay en ellos esa extraña pasión de los coleccionistas, en que se juntan los afanes de conservación de muestras o especímenes, y las preocupaciones de registro y clasificación.

El museo y la taxonomía son condiciones necesarias para la ciencia. El naturalista (Humboldt, Bonpland, Caldas, Montúfar, Wolf, Whimper, Solano) tiene ya el temple del científico. No es un maniático acumulador de objetos o bichos raros, sino alguien que se preocupa por establecer órdenes con base en semejanzas y diferencias pertinentes. Se fijará en las formas, en el detalle.

El científico de nuestros días (el biólogo, el geólogo, el antropólogo) conserva del naturalista la pasión coleccionadora. Más todavía cuando se sabe que las condiciones ‘naturales’ cambian rápida y radicalmente por la acción humana. Hay que recolectar bichos, plantas y microorganismos antes de que se extingan. Crecen los museos ante la posibilidad de una catástrofe natural…

También hay que recolectar muestras de formas culturales que se extinguen, lenguas, mitos, artesanías…

En el museo continúa el trabajo científico. A los estudios morfológicos siguen los trabajos de genética, de química, los análisis estructurales y comparativos entre culturas. Quienes no somos científicos vamos a los museos y contemplamos con fascinación las colecciones de insectos, ranas, hojas, piedras. Obras de arte, estampas, música.

Los esfuerzos por conservar, catalogar, clasificar y archivar tienen que ver con la organización de la memoria. No todo se puede coleccionar, ¡cuánto se pierde sin registro! Pero la historia se hace con archivos, monumentos, colecciones.

Hay una faceta de la historia que adquiere especial interés en relación con las funciones del conocimiento en las sociedades contemporáneas: la historia de la ciencia. En un país como el nuestro, en el que se repiten las alusiones a los potenciales beneficios de su biodiversidad y de su multiculturalidad, se han realizado importantes, aunque insuficientes estudios. Pero no contamos con estudios sistemáticos sobre nuestra historia científica, por lo que nos alegramos al recibir la revista Annales de la Societé Entomologique de France, 2009, 45 (4), editada por Olivier Dangles y dedicada al Ecuador (autores de la PUCE e IRD), que trae artículos sobre la historia de la entomología en el país).

(¿Cómo impulsar estudios epistemológicos y de historia de la ciencia en Ecuador? Por desgracia, la historia no forma parte del Plan Nacional de Desarrollo, y por tanto no es “pertinente” para Senplades… No habrá fondos para tal tarea de investigación.)


Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/ciencia-y-coleccion.html